De la observación de los hechos y conclusiones relativamente adversas...
¡Que divina providencia! Me dije al observar que el fruto cítrico que sostenía mi mano resbalaba, tal hecatombe, sobre el brebaje de jugos aviarios-a lo que yo no llamo"caldito de pollo"- con verduras que estaba-estoy-comiendo agora.
"Estoy frito", pensé sin querer mirar las consecuencias de tan insólito acto gravitacional que se suscitó frente a mis ojos.
Las hambrientas e instintivas necesidades que me dominaban, me forzaron a posar la vista sobre el catastrófico escenario que me esperaba ahí, frente a mi.
No hay palabras para describir la espontaneidad del destino del cual gozo con el estomago satisfecho en este momento.
El limón cayó sobre el caldo de tal manera que no daño, ni contamino, su preciado elixir cítrico. Además no hubo salpicaduras nocivas de jugos aviarios sobre mi y tampoco, se contamino la parte posterior del fruto, es decir, el lado del limón cuya superficie facilita la máxima obtención del elixir.
¡Que divina providencia la mía, el fruto y los jugos aviarios condimentados con diversas verduras!
Heroica hazaña, sagrado alimento libre de impurezas.